Medidas para reducir el cambio climático 

Optar por una compañía eléctrica verde es solo el primer paso para frenar el cambio climático y el calentamiento global. ¿Pero cómo podemos participar activamente cada uno de nosotros para combatirlo? 

¿Qué es realmente el cambio climático y por qué debería preocuparte? 

Cuando hablamos de cambio climático nos referimos sobretodo a la variación global del clima de la Tierra. Estos cambios tienen mucho que ver con el aumento del «efecto de invernadero», el aumento de la presencia de ciertos gases en la atmósfera evita que el calor del sol escape aumentando la temperatura en la Tierra. 

La naturaleza y sobretodo la acción humana, han hecho que los gases de efecto invernadero (especialmente CO₂) aumenten un 30% en el último siglo. Como consecuencia la temperatura global ha subido y el clima está cambiando

Pero no es solo que los veranos sean más calurosos, o que el polo norte haya perdido ‘unos kilómetros’ de hielo. A largo plazo el cambio climático provocará la extinción de especies, aumentará el nivel del mar haciendo desaparecer ciudades costeras,… En definitiva, complicando la vida en la Tierra. 

Y lo peor es que si no actuamos YA, no habrá vuelta atrás. No podemos revertir los efectos que ya estamos viviendo, pero si reducir el impacto que causamos. ¿Te apuntas con nosotros en la lucha contra el cambio climático? 

Cómo combatir el cambio climático 

1. Energías Renovables, ¡sí! 

Por supuesto, la energía limpia y renovable es nuestra primera apuesta. ¿El objetivo? Reducir las emisiones y el impacto en el medio, con energía de origen renovable. Es más, la que nosotros comercializamos en Lucera es de origen 100% limpio y renovable, certificado por la CNMC con sus Garantías de Origen. 

Si quieres ir más allá, apostar por el autoconsumo eléctrico es el siguiente paso en el camino. Una instalación fotovoltaica en tu tejado (especialmente en viviendas unifamiliares) te garantizará energía limpia, directamente de tu tejado, no generarás ningún impacto en el medio y reducirá tu factura de la luz. Y siempre que la potencia instalada sea menos a 10kW de potencia (lo más probable) estarás exento/a de pagar el llamado «impuesto al sol». ¡Todo son ventajas! 

2. Ahorrar energía 

Ser eficientes en el consumo de energía también es clave para reducir el cambio climático. No solo consumir lo necesario, sino hacerlo de forma eficiente y responsable

3. Las tres ‘R’ 

Seguro que ya te suenan las reglas de las tres ‘R’ de, pero te las recordamos brevemente: 

  • Reduce: consiste en consumir menos, es decir, solo lo imprescindible. Por ejemplo, comprar productos con menos embalajes, productos frescos frente a los envasados. 
  • Reutiliza: El objetivo es buscarle una segunda vida útil a los productos. Por ejemplo, rellenar botellas, o utilizar la cara en blanco de los folios impresos. También puedes aprovechar los mercados de segunda mano al deshacerte de algunos objetos. 
  • Recicla: El reciclaje es imprescindible si queremos frenar el cambio climático. Tanto los envases, productos electrónicos, papel, etc. Por ejemplo, por cada 3 botellas de vidrio recicladas, se reduce en un kilo la basura depositada en vertedero. 

4. Transporte eficiente 

El transporte es una de las actividades que más contaminan y que podemos cambiar fácilmente. Puedes empezar por usar menos el coche privado, siempre que puedas. Utiliza medios de transporte sostenibles como la bicicleta en su lugar, o bien desplázate en transporte público. 

Para largas distancias, lo más sostenible es el tren, por encima del avión, causante de gran parte de las emisiones de CO₂ emitidas a la atmósfera. Si eres de los que prefiere conducir en coche, recuerda que cada kilómetro que aumentas la velocidad, aumentan considerablemente las emisiones de CO₂ y el gasto de combustible. Y si todavía tienes dudas sobre si comprar un coche eléctrico o no, te aseguramos que sí conviene. 

5. Una dieta baja en carbono 

Transformar nuestra dieta en una baja en carbono supone consumir de manera más inteligente. En primer lugar, consiste en reducir el consumo de carnes (la ganadería es uno de los mayores contaminantes de la atmósfera) y aumentar el de frutas, verduras y hortalizas. 

También es importante intentar que todos los productos sean locales (o próximos al punto de venta) y que sean de temporada: evitando las importaciones que suponen emisiones extra por el transporte. Así como evitar en la medida de lo posible los embalajes excesivos y los alimentos procesados. 

6. Exigir un cambio real al Gobierno 

Como ciudadanos responsables está en nuestra mano exigir al Gobierno un cambio visible y a escala nacional en sus políticas de sostenibilidad. Empezando por tomar medidas urgentes para poder cumplir con los compromisos del Acuerdo de París y el Protocolo de Kyoto y reducir el calentamiento global o al menos frenarlo. 

También es necesario un cambio estructural para movernos de forma más sostenibles. Fomentar el transporte público y el uso de la bicicleta, son buenas opciones. Pero también revisar y potenciar las ayudas del plan Movea para el coche eléctrico, que actualmente son escasas e insuficientes (en 2017 se agotaron en 24 horas). 

Seguir promoviendo la producción de energías renovables es otro punto en el camino. Y también necesitamos exigir una adecuada gestión de residuos, de nada sirve que nosotros reciclemos si el Gobierno no los gestiona de forma adecuada y sostenible. 

7. ¡Planta un árbol! 

Más bien, evita la pérdida de bosques y flora natural, son el pulmón del mundo. Sin ellos ¡nos quedamos sin oxígeno para respirar! Por eso toma medidas para evitar provocar incendios en tus visitas a la montaña o campo. 

Si compras muebles de madera asegúrate de que tienen la certificación o sello que asegure su origen sostenible. Y si puedes, ¡planta un árbol! Cada uno de ellos puedes absorber un kilo de CO₂ durante su vida. Pongamos nuestro granito de arena.